jueves, 29 de julio de 2010

FESTIVAL DE LA ARCILLA

Inmóviles al igual que las “esculturas vivientes” quedaron cientos de palermunos que pudieron presenciar la quinta versión de este festival, organizado por la institución educativa San Juan Bosco y con el apoyo de la Alcaldía y la Secretaría de cultura municipal. Los estudiantes de diferentes grados permanecieron inanimados formando imágenes mediante la técnica del performance y dando a conocer diferentes aspectos de la vida social de nuestro país. Por ello, era común encontrarse con escenas propias de muchos pueblos: pescadores, tejedoras de pindo, la cantina, el alumbramiento de un nuevo ser, una banda musical y cuadros atractivos que hacían remembranza a épocas infantiles.
El festival, según su creador, el maestro y escultor Hernando Rivera, nace de la necesidad de utilizar rocas como la arcilla. “En palermo hay grandes yacimientos de este material con características físicas y químicas especiales, las cuales al utilizarse racionalmente, podrían contribuir al desarrollo de Palermo, si son aplicada en el área industrial, cerámica, escultórica y de medicina. Eso significa, abrir las puertas para buscar alternativas de investigación del material que ayude al mejoramiento de la calidad de vida de nuestros habitantes”.
La idea de realizar el festival, nació hace cinco años, gracias a la experiencia internacional obtenida por el profesor Hernando Rivera, reconocido escultor del departamento del Huila, quien a escasos años de abandonar el municipio, pretende dejar un legado cultural con el que los palermunos se identifiquen, amen y difundan ampliamente para así posicionar la localidad como pionera en el turismo artístico.

PREPARÁNDOSE PARA EL FESTIVAL
Los estudiantes extraen el material de los yacimientos ubicados en la región; allí pueden encontrar arcilla de diferentes calidades y tonalidades, al igual que la arcilla blanca y refractaria; ésta última, representa un gran valor económico que podría explotarse adecuadamente. Posterior a la obtención del recurso, cada estudiante selecciona una escena de acuerdo a su imaginación y creatividad, buscando comunicar un tema interesante y que pueda transmitir un mensaje a la sociedad.

La preparación de cada protagonista, inicia cuando se determina la escena. Los jóvenes buscan sus atuendos especiales e intentan darle un toque mágico a su papel, el cual, conjugado con los de otros compañeros, forman una cuadro teatral digno de muchas miradas y de gran admiración por parte del público.
La arcilla, transportada en baldes y timbos, se mezcla con agua y empieza el rito de la aplicación. Cuerpos sutiles empiezan a transformarse, la emoción se hace evidente. Unos ríen, otros hacen gestos extraños, se untan, se abrazan, unos se tienden al piso, otros se sumergen a los timbos, los más amigos se enjuagan en arcilla en sus espaldas, rostros y cabellos. Las mujeres, empavonan sus manos, mientras la pasean por su delicado cuerpo, y así cada cual se desnaturaliza, caracteriza y disfruta a su manera. “Éste es el acto metamórfico de la imagen real a la escultura, porque empiezan a verse diferentes a la realidad”, concluye el maestro Rivera.
ESTIMULANDO LA PARTICIPACIÓN
La participación es cada vez mas masiva; en esta oportunidad, 150 personas se instalaron en “el patio de las esculturas vivientes”, dando una muestra de lo que ocurre en la vida cotidiana de nuestro país; situaciones reales como la violencia, el alcoholismo, la sexualidad, entre otros. El concepto general por parte de los sabios en la materia, fue de “excelencia”. Ninguno de los jurados deseaba dejar sin premiación a los participantes, según ellos, el evento es trascendente, de calidad y de mucho peso artístico, varios de los cuales fueron premiados a nivel individual y colectivo, mediante libros, útiles escolares y herramientas de trabajo artístico, para estimular el proceso de la creación.


PROYECCIÓN
El discurso del desarrollo turístico, la escultura tridimensional, la escultura teatral, quedan en firme para realizar convocatorias más amplias donde puedan participar estudiantes de todos los colegios, instituciones, gremio y personas del común. Se plantea que para el próximo año, el parque central de Palermo, se convierta en “el patio de esculturas vivientes”, donde la gente pueda acceder fácilmente, interactuar con los personajes, e inclusive decidirse para hacer parte de una puesta en escena improvisada, viviendo así un verdadero festival.

Desde ese punto de vista, se genera una expectativa económica para los vendedores móviles, estacionarios, gremio de transporte, artesanos y el comercio en general, pues tendrán la oportunidad de negociar sus productos.

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